Un redoble de tambores, el sonar de una corneta, hacen eterno mi sueño, sueño desde la trabajadera, y por ese motivo soy incapaz de despertar, me duermo debajo de cualquier paso de San Juan, indiferente me es el capataz, yo lo único que quiero es enseñar a San Juan como hay que pasear los pasos por nuestra villa, hay que sentirse sanjuanero, y orgullo inmenso el que yo llevo, de mi tierra me puedo llamar COSTALERO.
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