Hoy me levanto con olor en mi pituitaria a incienso, soñando con la primavera, con mi primavera, con esos olores característicos de dicha estación en mi tierra, olor a cera fundida para colocar las velas, olor a azahar en el naranjo y en el palio de María Santísima de la Concepción, olor a bocadillos de calamares en el bar Gonzalo, olor a inciensos de hermandades "rancias" que te penetra y mantiene su sobriedad durante un buen rato, olor a la dulce miel de las torrijas y pestiños en la confitería de la campana un Domingo de pregón, olores de mi Sevilla y que a un ciego le hacen sentir que la gloria ya está aquí.
También sueño con sonidos, sonidos que aunque no lo creáis lo escucháis y sabéis que está por llegar o ya está aquí, sonidos de levantas por las esquinas y música en radio cassete, nos anuncia que un paso viene ensayando, sonido de palermo en el adoquín de la calle anunciando al nazareno que levante el cirio, pisadas de chiquillos recorriendo la magnífica rampa del Salvador, lugar sagrado del sevillano que gracias a mis padres también recorrí de pequeño y me hizo impregnarme un poco más de la sabiduría cofrade que aprende el sevillano a lo largo de su vida, sonido de crujir de madera del misterio de Santa Marta al escuchar esa grandiosa cuadrilla el segundo golpe de martillo sustituido en el silencio del traslado al señor al sepulcro por el otro sonido magnifico de "a esta es", sonido de pértiga del pertiguero anunciando a los acólitos que levantes sus ciriales y alumbren el camino al hijo de Dios, sonido de 30 corazones levantando por parejo a la madre de Dios al cielo, sonido de racheo de alpargatas de la portentosa cuadrilla que pasea con un paso largo y racheao al Señor de Sevilla, Gran Poder, acompañado por una saeta que te haga poner un babero, sonido de canastilla en la Hermandad del Silencio, sonido de golpear de tambores y cornetas, sonido de platillos que te anuncia una marcha, bambalinas al son en el golpear con los varales, apertura de escalera de la familia Santizo para encender los candelabros de guardabrisas en la trasera de un palio, toque de campanas por San Andres, en fin sonidos característicos de mi Sevilla al igual que los olores.
Y volviendo a los sueños por los que empecé:
Sueño yo tantas cosas,
sueño que todo llega y se va
sueño que una ciudad no despierta
sueño con primavera de mi ciudad.
Quisiera poder llevar un costal por mi ciudad,
un domingo de Ramos a Cristo pasear,
quisiera estar en tantos rincones
sin una bulla tener que aguantar.
Sueño con mis paseos de Jueves Santo,
A mi lado, mi Señora,
De mantilla por las calles,
Por mi ciudad de Sevilla.
Sueño con enseñar,
A mis hijos y mi esposa,
todo lo que de esto yo sé
para que en la Fe de cristo crezcan.
Sueño por siempre sueño,
y de este sueño mi mente no despierta
que en Sevilla todo el año,
sea eterna la primavera.
Agradezco yo a mis padres,
que por este camino me metieran,
y hoy yo sea cofrade,
y costalero de mi tierra.
Comprender a este loco sanjuanero y sevillano, que vive todo año haciendo costeros por el pasillo de su casa y en la orilla de la playa, que encuentra su paz y relajación en los ojos de su madre la Virgen de los Ángeles, y cada día la humildad que se necesita en esta vida dejándose abrazar por las manos de su Señor de la Humildad.
Un abrazo para todos.